18 RAZONES PARA DENUNCIAR LA CONSTITUCIÓN DE CADIZ DE 1812 Y SU BICENTENARIO (1812-2012)
.UNO. La
Constitución de 1812 no vino del deseo de “realizar la libertad”, como dicen
los historiadores e ideólogos mercenarios, ni significó el paso “de súbditos a
ciudadanos”, sino que dimanó de la necesidad y el deseo del aparato estatal,
sobre todo del ejército, de sobredominar a las clases populares, perfeccionada
en calidad y cantidad su dictadura. Fue una colosal expansión del Estado su
causa y, al mismo tiempo, su consecuencia.
DOS. No fue
elaborada por el pueblo, como sí lo habían sido, en asambleas concejiles
libres, ordenadas y responsables, la gran mayoría de los fueros y cartas
pueblas de nuestros siglos XI-XIII. La Constitución de 1812 la redactaron en
las Cortes de Cádiz (1810-1813) una amalgama de jefes militares, eclesiásticos,
aristócratas, altos funcionarios, abogados y ricos propietarios. Eso evidencia
que el pueblo no poseía (y sigue sin poseer) el poder legislativo, que estaba
en manos del Estado. La Constitución de 1812 fue impuesta por éste al pueblo a
punta de bayoneta, con un colosal derramamiento de sangre.
TRES. El
ejército fue el principal actor del proceso constituyente gaditano, y el
principal beneficiario, ya que el régimen ordenado en dicha Constitución fue de
facto una dictadura militar, con los sanguinarios “espadones” (Riego,
Espartero, Prim y otros) ordenándolo todo. Quienes celebran el Bicentenario están
loando el militarismo.
CUATRO. El
pueblo, los pueblos peninsulares, con su obrar rechazaron por amplia mayoría la
Constitución de 1812, al ser una imposición e ir en contra de sus formas de
vida. Esta es la primordial verdad negada por los historiadores subsidiados.
Los motivos principales por los que la resistieron fueron, sobre todo, 16:
.1.
Abolió la autonomía del municipio.
2. Negó
personalidad jurídica al concejo abierto.
3. Destruyó
el comunal.
4. Prohibió
el control popular de la vida económica local.
5.
Desarticuló los sistemas de ayuda mutua.
6. Impuso
las quintas (servicio militar obligatorio).
7. Elevó
colosalmente los impuestos pagados por el pueblo.
8. Organizó
el régimen patriarcal.
10. Creó
jurídicamente la propiedad privada absoluta y con ella el capitalismo.
11. Condenó
al pueblo a la miseria material.
12.
Generalizó el trabajo asalariado.
13. Negó
toda forma de participación política a los hombres y a las mujeres de las
clases populares.
14. Hizo del
ejército el poder soberano de facto.
15. Inició
la construcción del Estado policial.
16. Operó
siempre por medio del terror.
CINCO. Es
una mentira desvergonzada que el pueblo, los pueblos, rechazasen la
Constitución por estar mentalmente dominados por el clero, por ser
reaccionario, por amar sus cadenas, etc. Lo cierto es que:
.a) El
clero estuvo, como redactor e impositor, con la Constitución desde el primer
momento.
b) Los
reaccionarios eran los defensores de la Constitución, esto es, los poderosos,
los ricos, los intelectuales y los militares.
c) Si el
pueblo se alzó en armas contra ella, ya en la guerra civil de 1821-23, era para
defender las libertades reales y no para negarlas.
SEIS. La
Constitución de Cádiz fue una declaración de guerra del Estado al pueblo. Como
éste la resistió con todos los medios a su alcance, el ejército y los cuerpos
represivos nacidos de ella, en particular la criminal Milicia Nacional,
hicieron matanzas continuadas, asesinando en ocasiones a todos los habitantes
de una misma aldea. Donde más resistencia encontró fue en el mundo rural y por
eso los gobiernos constitucionales llevaron adelante una estrategia de
exterminar sobre el terreno a quienes discrepaban y resistían, a veces partidas
enteras de cientos de hombres y mujeres que se habían echado al monte. La Constitución
de 1812 chorrea sangre y eso nadie lo puede negar. Apoyarla es dar respaldo a
un genocidio.
SIETE. A
través sobre todo de los procesos privatizadores de los bienes comunales, de
los cambios en la legislación, de la acción económica del ejército y del
incremento descomunal de los tributos, la Constitución de 1812 y las que la
continuaron (de 1837, 1845, 1869, etc.) establecieron la propiedad privada
absoluta, que antes era débil y muy poco común, y con ella el capitalismo. Todo
eso ocasionó una etapa de enorme miseria popular, de 1840 en adelante, con gran
aumento de la mortalidad, con hambre y otras muchas calamidades.
OCHO. La
privatización de los comunales, con las leyes de 1813 (surgida también de las
Cortes de Cádiz) y luego la de desamortización civil 1855, originaron una
catástrofe ecológica, con destrucción de millones de hectáreas de arbolado
autóctono, expansión irracional de la agricultura, demonización del consumo de
hierbas y frutos silvestres, declive de la fertilidad de los suelos, reducción
de la pluviosidad, desertificación y erosión. Hubo, por tanto, un cambio
climático, se hundió la biodiversidad y se crearon espacios casi por completo
deforestados, hasta hoy. “La Pepa”, por tanto, fue ecocida.
NUEVE. La promulgación de la
Constitución de 1812 significó la abolición de los fueros en Euskal Herria y
otros territorios (en Cataluña ya habían sido proscritos anteriormente), que
eran sus formas cuasi-soberanas de gobierno. Por ello la cultura, historia,
lengua y manera de ser de las gentes de aquéllos entró en una espiral de
devastación sin precedentes, hasta hoy. Por todas partes se impuso el idioma
del Estado, el castellano, y Madrid se transformó en la Urbe despótica,
centralizadora, militarista, policiaca, funcionarial, llena de vicios y
ladrona.
DIEZ. La Constitución de 1812 es un
modelo perfecto de imperialismo y colonialismo. Tiene el descaro de incluir
como áreas de soberanía española, en su artículo 10, “De los territorios de las
Españas”, a las “posesiones de África”, a la totalidad de las colonias
americanas y “en el Asia, las Islas Filipinas y a las que dependen de su
gobierno”. Loarla es identificarse con el colonialismo más rapaz y sanguinario.
Hoy la empresa multinacional española, creada sobre todo en 1982-1996, es la
heredera del colonialismo del texto gaditano.
ONCE. La instauración del Estado
policial fue uno de los “logros” de la Constitución de Cádiz. Ésta abolió la
Inquisición sólo para establecer varios cuerpos policiales mucho más eficaces
que aquélla, dirigidos a controlar, aterrorizar, torturar y asesinar al pueblo.
Primero la Milicia Nacional, de estremecedora ejecutoria, luego la Policía
Gubernativa y, culminando el proceso, la Guardia Civil en 1844 (estando vigente
la Constitución de 1837, heredera y continuadora de la de 1812, igual que la
actual, de 1978). Así hemos perdido no solo la libertad política y de
conciencia sino también la libertad civil.
DOCE. El texto político-jurídico de
1812 al establecer la educación primaria a cargo del Estado, con el conocido
Discurso de Quintana ante las Cortes en 1813 y con el Título IX de aquél, da un
salto cualitativo en la negación de la libertad de conciencia, homogeneizando
por el adoctrinamiento a la población en las ideas y creencias que interesan al
Estado, haciendo de la persona una criatura del Estado, sin vida interior ni
juicio propio, hasta hoy. Además, al ser obligatoria y en la lengua estatal, el
castellano, fue otro golpe devastador a los demás idiomas peninsulares.
TRECE. Frente a la ausencia de
sexismos propia de las clases populares, la Constitución de 1812, como heredera
y continuadora que era del derecho romano, introdujo implícitamente el
patriarcado, esto es la marginación de la mujer. Debido a la firme resistencia
a tal enormidad, la instauración explícita del régimen patriarcal por el
Estado, no tuvo lugar hasta la promulgación del Código Civil de 1889. El
patriarcado constitucional es una copia del que fuera impuesto por la
revolución francesa, atrozmente misógina, guía del progresismo español hasta el
presente.
CATORCE. Frente al convivencialismo,
colectivismo, comunalismo y los muy numerosos sistemas de ayuda mutua propios
de las clases populares peninsulares, la Constitución de 1812 impuso el
individualismo burgués, el egoísmo, la amoralidad, el desprecio por el prójimo
y la hobessiana “guerra de todos contra todos”, que hoy están destruyendo
nuestras vidas. Lo hizo no sólo al establecer la propiedad privada absoluta y
al proclamar la centralidad de la razón de Estado sino por otros muchos
procedimientos. Eso ha significado pasar a un tipo de existencia sin afectos,
solitaria, DESHUMANIZADA, inespiritual, zoológica y BESTIAL.
QUINCE. El régimen partitocrático y
parlamentario, que niega al pueblo la soberanía y la libertad, que lo reduce a
una gran masa esclava del Estado, de la banca y de la gran empresa, es
introducido por “La Pepa”. Toda forma de parlamentarismo es un régimen de
dictadura política, pues sólo un gobierno por asambleas es democrático, como lo
era el sistema de concejo abierto. Y todo orden de partidos políticos es y será
siempre corrupto, caciquil, demagógico, divisor del pueblo, causa de ignorancia
y embrutecimiento e inmoral.
DIECISÉIS. El ferocísimo ataque del
Estado al pueblo-pueblos que es la Constitución de 1812 llevó a lo que se llama
“España” a una situación de guerra civil casi permanente, que se mantuvo hasta
1939, esto es, durante siglo y cuarto. Franco es el último, hasta el momento,
“espadón”, y se alzó para aplastar de una vez por todas la resistencia popular
a los cambios a mucho peor establecidos en Cádiz. El fascismo de Franco es una
expresión del espíritu constitucional gaditano en todo lo importante.
Parlamentarismo y fascismo son en esencia lo mismo, formas de dictadura del
capital y el ente estatal.
DIECISIETE. La Constitución de Cádiz
dio el paso definitivo a lo que buscaba la nefasta y estatolátrica Ilustración,
sobre todo con Jovellanos, hacer prevalecer la ciudad sobre el campo,
avasallando y destruyendo éste. El mundo rural fue triturado por el
constitucionalismo gaditano y sus continuadores, con impuestos insoportables,
una legislación en todo favorable a la ciudad, por medio del sistema educativo
estatal y con la decisiva intervención de la Guardia Civil. Así, una cultura
milenaria, plena de saberes, comunión con la naturaleza, colectivismo,
convivencialismo y elevación estética, se fue derrumbando hasta ser liquidada
del todo por el franquismo en 1955-70. La Carta de 1812 es culpable pues de
genocidio cultural.
DIECIOCHO. Al imponer el capitalismo
la Constitución de 1812 inició la conversión del trabajo asalariado en forma de
quehacer productivo dominante. A pocas novedades se opusieron tanto las gente
del siglo XIX como a ésta, con toda razón. El régimen salarial es la forma
actual del sistema esclavista de la Antigüedad al hacer del trabajador un
siervo del patrono. Niega la libertad civil, degrada y DESHUMANIZA a la
persona, es fuente de los peores vicios (alcoholismo, prostitución, tabaquismo,
drogas, etc.) y explota despiadadamente al productor o productora. No hay
regeneración social posible, ni REHUMANIZACIÓN y vida civilizada sin poner fin
al sistema salarial, creando una sociedad colectivista y comunal en todos los
quehaceres productivos, sin patronos, ni banqueros, ni tecnócratas, por tanto,
sin asalariados.
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